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No es la intención de este trabajo realizar un análisis
literario acerca de la Obra de Jorge Luis Borges, ni sobre
su vida personal; sino presentar al lector una serie de
imágenes e ideas que aparecen en los escritos del autor y
que se relacionan íntimamente, con algunos presupuestos,
aportados por el psiquiatra y psicólogo suizo Carl G. Jung,
acerca de lo que sucede en los seres humanos en general y en
los poetas en particular.
Quién conozca o haya leído algunos o muchos de los escritos
de Borges, habrá notado que ciertas temáticas, que
preferiríamos denominar imágenes, se reiteran.
En esta oportunidad nos ocuparemos de algunas de ellas, el
Sueño, la Sombra, el Laberinto y el Centro (o Sí Mismo en
términos de Jung).
Carl G. Jung luego de tener una estrecha relación con
Sigmund Freud como discípulo dentro del movimiento
psicoanalítico, comenzó a desarrollar sus propias ideas,
siendo algunas de ellas descubiertas en su experiencia
terapéutica con sus pacientes y otras a través del contacto
y conocimiento de su mundo interno.
Entre otras temáticas aportó las siguientes ideas:
La idea de Inconsciente Colectivo que caracterizó como: "una
capa psíquica común a todos los humanos, formada en todos
por representaciones similares (que se han concretado a lo
largo de las edades en los mitos). No es este producto de
experiencias individuales; es innato en nosotros, al igual
que el cerebro diferenciado con el que venimos al mundo.
Esto equivale simplemente a afirmar que nuestra estructura
psíquica, del mismo modo que nuestra anatomía cerebral,
lleva en sí las huellas filogenéticas de su lenta y
constante edificación, que se ha extendido a lo largo de
millones de años. Nacemos, en cierto modo, en un edificio
inmemorial que nosotros resucitamos y que se apoya en
cimientos milenarios. Hemos recorrido todas las etapas de la
escala animal; nuestro cuerpo tiene numerosas supervivencias
de ellas: el embrión humano presenta, por ejemplo, todavía
branquias; tenemos toda una serie de órganos que no son sino
recuerdos ancestrales; en nuestro plan de organización,
estamos segmentados como gusanos, de los que poseemos
también el sistema nervioso simpático. Así, llevamos en
nosotros, en la estructura de nuestro cuerpo y de nuestro
sistema nervioso, toda nuestra historia genealógica; ello es
cierto también para nuestra alma, que revela asimismo las
huellas de su pasado y de su devenir ancestral.
Teóricamente, podríamos reconstruir la historia de la
humanidad partiendo de nuestra complexión psíquica, pues
todo lo que existió una vez está todavía presente y vivo en
nosotros. El simpático es algo más que un recuerdo
sentimental de una existencia paradisíaca: es un sistema que
existe y vive en nosotros, que continúa viviendo,
funcionando y trabajando, como lo hacía en tiempos
inmemoriales. En la esfera psíquica, el inconsciente
colectivo está constituido por un conjunto de
supervivencias"
"…Contiene formas antiguas y universales de representación
de la humanidad, son tanto sentimiento como pensamiento, son
dueñas de algo así como una vida autónoma y por ende similar
a almas parciales. Dichas imágenes o configuraciones son los
denominados arquetipos. Los arquetipos son el resultado de
la acumulación de las experiencias de idéntica naturaleza.
Habitualmente se presentan proyectados en objetos, ideas,
personas e imágenes en general."
Suelen manifestarse en sueños, fantasías, mitos, cuentos,
leyendas y expresiones artísticas.
Dentro del extenso marco de ideas colectivas rescataremos,
como mencionamos anteriormente, la imagen del Laberinto y
del Centro o Mandala, y observaremos la importancia que los
sueños ejercieron sobre Borges en su labor literaria.
Un primer ejemplo de lo mencionado lo encontraremos en el
siguiente escrito de Borges denominado "Alguien sueña" Del
cual extraemos el siguiente párrafo: "¿Qué habrá soñado el
Tiempo hasta ahora, que es, como todos los ahoras, el ápice?
Ha soñado la espada, cuyo mejor lugar es el verso. Ha soñado
y labrado sentencia, que puede simular la sabiduría. Ha
soñado la fe, ha soñado las atroces Cruzadas. Ha soñado a
los griegos que descubrieron el diálogo y la duda…"
Y en su última línea sostiene: "…Ha soñado que Alguien lo
sueña" O como nos revela en el poema Inferno, V, 129 "Otro
libro hará que los hombres, sueños también, los sueñen."
Quizás estos escritos resumen en gran medida aquello que
mencionábamos como Inconsciente Colectivo en Jung, un
reservorio de ideas, imágenes, sentimientos etc.,
perteneciente a toda la humanidad, donde el mundo del sueño
y el real se confunden y funden.
Los sueños representan para Jung la vía más directa de
contacto con los Arquetipos, teniendo en cuenta que
consideraba a los sueños como una autorrepresentación
espontánea de la situación actual de lo inconsciente
expresado de manera simbólica. Pero este modo de expresión
no sólo sucede en los sueños, también en la obra de arte
poética, donde el autor, dice Jung, tiene un modo visionario
de crear, es decir el poeta es instrumento de las
expresiones del Inconsciente Colectivo.
Una característica fundamental del Arquetipo es que éste, de
algún modo, toma a la persona. Es decir, al pertenecer a un
estrato irracional, su modo de expresión es abrupto,
sorprendente y abarcativo. Jung señalaba "nosotros no
tenemos a los Arquetipos, ellos nos tienen a nosotros" Por
su parte Borges indica en el prólogo del libro "Los
Conjurados" de 1985: "En este libro hay muchos sueños.
Aclaro que son dones de la noche o, más precisamente, del
alba, no ficciones deliberadas" Es decir, denota que sus
textos son expresiones involuntarias, patrimonio de los
sueños y la noche, en términos de Jung: productos del
inconsciente. Pasemos a observar ahora la significación
simbólica que posee, la imagen del laberinto y denotar cómo
se expresa en Borges: En términos generales "el laberinto",
es símbolo de un sistema de defensa que anuncia la presencia
de algo precioso o sagrado. Tiene la función religiosa de
defender contra los asaltos del mal. El centro que protege
el laberinto está reservado al iniciado, aquel que a través
de las pruebas de iniciación se ha mostrado digno de acceder
a la revelación misteriosa. Una vez alcanza el centro, está
como consagrado; introducido en los arcanos, está vinculado
por el secreto. El laberinto conduce también al interior del
sí mismo, hacia una suerte de santuario interior y oculto
donde reside lo más misterioso de la persona humana.
Borges lo expresa del siguiente modo en un párrafo de su
cuento "La casa de Asterión": "No sólo he imaginado esos
juegos; también he meditado sobre la casa. Todas las partes
de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro
lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un
pesebre; son catorce (son infinitos) los pesebres,
abrevaderos, patios, aljibes. La casa es del tamaño del
mundo; mejor dicho, es el mundo" El cuento hace referencia
al Laberinto de Creta y Asterión o Asterio, que es el nombre
del Minotauro. O en el texto El Go (la cifra pag. 87) donde
señala: "…agradezco a mis númenes esta revelación de un
laberinto que nunca será mío" Númen es el nombre que otorga
Jung al componente afectivo y emocional que transmite el
arquetipo. El arquetipo no sólo es imagen, también es
energía es decir emoción, su carácter numinoso. Esa emoción
es la que traslada a Borges al laberinto interior. De igual
manera en "El hilo de la fábula" (Los conjurados, pag. 57):
"Nuestro hermoso deber es imaginar que hay un laberinto y un
hilo. Nunca daremos con el hilo; acaso lo encontramos y lo
perdemos en un acto de fe, en una cadencia, en el sueño, en
las palabras que se llaman filosofía o en la mera y sencilla
felicidad"
Volviendo a la temática del sueño, mencionamos antes como
las imágenes son transmisoras de lo más profundo de nuestro
psiquísmo, Jung en referencia a la función que cumplen los
sueños nos informa: "La función general de los sueños es
intentar restablecer nuestro equilibrio psicológico. Eso es
lo que llamo el papel complementario (o compensador) de los
sueños en nuestra organización psíquica" Qué sucede al
respecto en el poeta, siguiendo lo postulado, podríamos
afirmar que si su producción es inconsciente, entonces es
equivalente al Sueño y por lo tanto cumple la misma función.
Ejemplifiquemos lo expuesto en el siguiente párrafo de una
poesía de Borges denominada "El sueño":
"…La noche quiere que esta noche olvides tu nombre, tus
mayores y tu sangre, cada palabra humana y cada lágrima, lo
que pudo enseñarte la vigilia,…"
Jung además señala que el mundo de lo Inconsciente es como
otra vida que vivimos, todo ser humano vive en dos mundos al
mismo tiempo, el de la consciencia y el vasto mundo
inconsciente. Borges por su lado nos señala este mismo
aspecto al citar permanentemente la idea de ser soñado por
alguien, como ya expusimos en "Alguien sueña" o también en
el cuento "Las ruinas circulares" que culmina con la
siguiente línea: "Con alivio, con humillación, con terror,
comprendió que él también era una apariencia, que otro
estaba soñándolo"
El sueño nos conecta con la profundidad, con la eternidad
universal inconsciente que nos atraviesa, con lo más íntimo
y míticamente sagrado en "La escritura del Dios" Borges
señalaba: "No has despertado a la vigilia, sino a un sueño
anterior. Ese sueño está dentro de otro, y así hasta lo
infinito, que es el número de los granos de arena. El camino
que habrás de desandar es interminable y morirás antes de
haber despertado realmente"
Otra temática frecuente en la obra de Borges es la imagen de
la "Sombra", para Jung la "Sombra" es aquella área de
nuestra personalidad que permanece oculta ante los ojos de
la conciencia. El espacio personal que resguarda todo
aquello que, por razones de adaptación, debimos ocultar al
mundo En Borges encontramos al respecto la siguiente alusión
en el poema "Son los ríos": "…Somos el vano río prefijado,
rumbo a su mar. La Sombra lo ha cercado…"
También en el poema "La joven noche": "…Ya la sombra ha
sellado los espejos que copian la ficción de las cosas…"
Cuando Jung se refería a la "Sombra" como el componente
inferior de la personalidad, destacaba que en ese aspecto
quedaba oculto todo aquello que no era conveniente exponer
en un momento dado de nuestra vida, o aquellos aspectos que
no toleramos en nosotros mismos y que si reconocemos
fácilmente en los demás.
Muchos sostienen que el tema de la sombra en Borges tiene
relación con su ceguera, pero esto, si bien se observa en
alguno de sus escritos, no tienen ese sentido en otros como
los mencionados, donde refiere a la Sombra no como la
oscuridad, sino como el reflejo de aquello que nos acontece
en la vida y que no reconocemos en nosotros. Cuando Borges
en su poema Elogio de la Sombra nos menciona:
"…Esta penumbra es lenta y no duele; fluye por un manso
declive y se parece a la eternidad. Mis amigos no tienen
cara, las mujeres son lo que fueron hace ya tantos años, las
esquinas pueden ser otras, no hay letras en las páginas de
los libros. Todo esto debería atemorizarme, pero es una
dulzura, un regreso…"
Se podría suponer que solo refiere a su penumbra personal,
pero el lenguaje simbólico abarca mucho más que la noción
exclusivamente personal y nos transporta al mundo universal,
al "regreso" como leímos en Borges, un regreso al mundo
interno, al mundo de las imágenes, al encuentro consigo
mismo al de los arquetipos. Al igual que Edipo que luego de
quedarse ciego, se convirtió en sabio, o al de su antecesor
Tiresias quién le interpretó el oráculo que convirtió al
mismo Edipo en rey, Borges se transforma en un transmisor de
imágenes universales internas merced, quizás, a su ceguera.
Por eso Carl G. Jung, propuso que el primer paso en el
análisis sea atravesar la propia Sombra: "El encuentro con
uno mismo, al principio, es el encuentro con la propia
Sombra. La Sombra es un pasaje, una puerta estrecha y no hay
forma de bajar al pozo profundo sin sufrir el dolor del
angostamiento que implica cruzarla".
El poeta (Borges) cruza esa puerta estrecha a través de sus
escritos y nos ayuda, a los lectores, a sentir ese pasaje
que, nos aturde al comienzo, y nos libera después.
En relación a la creación literaria Jung nos decía: "Todo
ser creativo es una dualidad y una síntesis de rasgos
paradójicos. Por una parte es personal - humano, por otra
constituye un proceso impersonal y creativo" "Como persona
puede tener caprichos, deseos y fines propios, pero como
artista en cambio es "hombre", en un sentido más elevado, un
hombre colectivo, portador y conformador del alma
inconsciente de la humanidad" "Como artista debe entenderse
al poeta desde su acto creador."
De allí, que por último, analizaremos un símbolo de
frecuente aparición en Borges, el símbolo del Centro o
totalidad. Para ello primero explicaremos que
significaciones puede tener este símbolo desde la óptica de
Jung y atenderemos su manifestación en la obra Borgiana.
Jung hizo referencia sobre la aparición frecuente en
diferentes personas de una imagen de centralidad que
prefirió conceptualizar como Mandala, atendiendo que esta
figuración, representa en oriente, un instrumento de
contemplación, meditación y de orden. Señaló que es
observable sobre todo en los niños y en la esquizofrenia, o
en cualquier etapa de desorden o caos interno. Al parecer el
Mandala, como Símbolo del Sí mismo, promueve el equilibrio a
partir de su orientación central. El Sí mismo para Jung es
el centro del campo de toda la psique, una suerte de
personalidad de orden interno que regula el equilibrio
psíquico; además representa el arquetipo de la totalidad,
que reúne características universales y ordenadoras.
¿Cómo se manifiesta este símbolo en Borges? En el poema
"Blake" escribe:
"¿Dónde estará la rosa que en tu mano prodiga, sin saberlo,
íntimos dones? No en el color, porque la flor es ciega, ni
en la dulce fragancia inagotable, ni en el peso de un
pétalo. Esas cosas son unos pocos y perdidos ecos. La rosa
verdadera está muy lejos. Puede ser un pilar o una batalla o
un firmamento de ángeles o un mundo infinito, secreto y
necesario, o el júbilo de un dios que no veremos o un
planeta de plata en otro cielo o un terrible arquetipo que
no tiene la forma de la rosa."
El Símbolo de la rosa, es muy conocido en distintos pueblos
y culturas como representación de la totalidad, equivalente
a la flor de loto en oriente. En el poema "La trama": nos
señala "Las dos son piezas de la trama que abarca el círculo
sin principio ni fin…"
Esta analogía está relacionada con lo que los alquimistas
denominaban la cuadratura del círculo, o el círculo en el
cuadrado, o la representación de aquello que el filosofo
alquimista Gerardus Dorneus postulaba como "Unus mundus" o
mundo único, un mundo de pura potencia, donde está todo
contenido, como en el cuento "El Aleph" donde Borges nos
enfrenta con la siguiente escena:
"En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una
pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al
principio la creí giratoria; luego comprendí que ese
movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos
espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de
dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí,
sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo,
digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía
desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi
el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una
plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un
laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos
inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos
los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi en un
traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace
treinta años vi en el zaguán de una casa en Fray Bentos, vi
racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vi
convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de
arena, vi en Inverness a una mujer que no olvidaré, vi la
violenta cabellera, el altivo cuerpo, vi un cáncer de pecho,
vi un círculo de tierra seca en una vereda… … vi en el Aleph
la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí
vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto
secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero
que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo."
Allí como en "Las ruinas circulares" (op.cit.), o en "El
espejo de tinta", todo el universo aparece concentrado en un
punto, esfera, un breve espacio, una "trama" que implica
volverse uno con el todo. O como en "La escritura del Dios":
"…El éxtasis no repite sus símbolos; hay quien ha visto a
Dios en un resplandor, hay quien lo ha percibido en una
espada o en los círculos de una rosa. Yo vi una Rueda
altísima, que no estaba delante de mis ojos, ni detrás, ni a
los lados, sino en todas partes, a un tiempo…"
Ese tiempo... primordial, mítico, inconsciente, tiempo sin
tiempo que nos involucra en el presente de nuestra
consciencia, y que conecta al poeta, a través de su acto de
creación con lo primigenio. A palabras de Jung "Ese volver a
sumergirse en el estado primigenio de la Participation
Mystique (Participación Mística, concepto de Levy - Bruhl)
es el secreto de la creación artística y sus efectos, pues
en este nivel de la vivencia ya no es el individuo quien
experimenta, sino el pueblo, y ya no se trata allí del
bienestar o del dolor del individuo, sino de la vida del
pueblo"
Para finalizar cabe señalar que Borges nos invita, a través
de su obra, a conectarnos con esa profundidad primitiva y
humana cuando las estrellas de la noche nos lleven a sentir
la inmensidad y el encuentro con nosotros mismos, como el
propio autor nos enseña: "¿Quién serás esta noche en el
oscuro sueño, del otro lado de su muro?"
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