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La Migración del Chamanismo Norasiático hacia Europa. Pueblos Fino-ugrios y magia antigua escandinava. Por la Lic. Ana Silvia Karacic Trabajo presentado en las Segundas Jornadas de Estudios Orientales, organizadas por la Revista Transoxiana y la Universidad del Salvador - Argentina (USAL).
Introducción Para este trabajo me he basado principalmente en las investigaciones de antropólogos, etnólogos, sociólogos y especialistas en religión de origen finés, ostyako, yacuto, tungús y ruso. Algunos de ellos, provenientes de diversas regiones de Siberia central y oriental, estudiaron bajo el régimen de la ex Unión Soviética, y con la caída del mismo, se abocaron a la tarea de rescatar lo que quedaba del chamanismo (1). Sobre todo teniendo en cuenta que el régimen soviético persiguió en forma encarnizada al chamanismo, interrumpiendo en algunos casos, la continuidad de la tradición oral, y en otros, provocando su desaparición definitiva en algunas regiones. Las causas de esta persecución, al menos las que se dieron a conocer, fueron las acusaciones de practicar una medicina fraudulenta basada en hierbas, el deseo de perpetuar creencias religiosas ya extintas, y el esfuerzo por permanecer vigentes en el amanecer de la razón, la ciencia y la lógica. Hoy, aunque en muchos lugares ese chamanismo ya no existe, o sólo quedan algunos pocos individuos, debemos rescatar que al nivel de las ciencias involucradas, el interés por esta religión y/o cosmovisión ha resurgido en forma amplia y renovada. Nos centraremos especialmente en las ramas samoyeda, chukchi, tungús, vogul y ostyaka, hacia Europa, por lo tanto debemos destacar aquellas características compartidas por estos pueblos y su pasaje a través de los Urales para conformar la rama fino-ugria propiamente dicha, en la cual destacaremos a los fineses y lapones. Luego veremos la amalgama de estas creencias con las del substrato escandinavo y la asimilación posterior de algunas creencias indoeuropeas, concretamente las germano-escandinavas. Que hayan migrado las creencias no significa siempre que se hayan desplazado las etnias completas, es necesario aclarar esto para evitar confusiones. No existen dataciones coincidentes para las migraciones a las que haré referencia, voy a utilizar una datación media. Podríamos situarlas aproximadamente entre el segundo y el primer milenio antes de nuestra era. Los motivos de las mismas podrían haber sido climáticos, necesidad de alimento tanto para las comunidades humanas como para los rebaños de renos, pensemos que se trata de poblaciones que vivían en la tundra y la taiga, presión étnica u otros motivos que desconocemos. ¿A qué llamamos chamán? Se considera chamán a un individuo, sin importar el género, que tiene la capacidad de caer en trance extático, con habilidades visionarias y adivinatorias. Un ser que puede entrar en contacto con el mundo espiritual. Esto incluye la relación con los ancestros y diversos espíritus. Para realizar su misión cuenta con el apoyo de lo que conocemos como animales-guía o protectores. Tiene aptitud para la curación psicofísica, y según el enfoque disciplinario también espiritual. Es un individuo que cumple roles variados dentro de su comunidad, es referente religioso, pero también el que mantiene el equilibrio socio-político del clan o la tribu. Una de las funciones principales que se le atribuyen es la de ser psicopompo, en otros términos, es el que guía a las almas de los fallecidos a su destino final, o que puede realizar su rescate cuando son abstraídas al plano espiritual. Se calificó al chamanismo de fenómeno mágico-religioso, religión y cosmovisión. Cada una de estas acepciones tiene sus más y sus menos. Se sigue aceptando que el origen de la palabra "chamán" sería tungús, "saman", y de allí el ruso, "shaman", desde dónde podría haber pasado al chino como "shamen". El chamanismo muy probablemente surgió en el Paleolítico, y haya sido practicado por casi todos los pueblos en los estadios más tempranos de su evolución religiosa, y aún después. Habría pasado por varios estadios antes de alcanzar su forma actual. Las investigaciones realizadas desde distintas disciplinas han demostrado que cuánto más nos remontamos en el tiempo tanto más posible es que el ser humano haya podido desarrollar la capacidad de chamanizar. Estamos hablando de aptitudes que hoy se consideran patrimonio del ser humano. Hay todavía vestigios en ciertas regiones como Kamchatka en donde tenemos un chamanismo colectivo. Entre los Chukchi, uno de cada tres individuos puede chamanizar. Entre grupos vogules y ostyakos, los miembros de la comunidad se involucran durante las sesiones, cayendo incluso en trance junto con el chamán (2). La capacidad de chamanizar de comunidades completas está en relación con el grado de apertura a los planos del inconsciente que tenían nuestros ancestros. Eran etapas de evolución psíquica en que lo inconsciente fluía sin restricción, permitiendo la interacción de diversos planos ontológicos. Se llegó a esta conclusión luego de examinar la existencia de comunidades en que todavía esto es posible. En los estadios más tempranos éste no era una figura especial, y además los rituales más importantes eran colectivos. A medida que se volvían más desarrolladas sus habilidades, una ocupación que antes podían llevar a cabo muchos se fue limitando a menos individuos. La debilidad experimentada ante la naturaleza y el mundo espiritual, reforzó la necesidad de convertir al chamanismo en una profesión capaz de lidiar con lo sagrado. Ciertas comunidades preferían a aquellos que se relacionaban con los planos espirituales celestes o altos, y despreciaban a los que lo hacían con los planos subterráneos o bajos. Esto implica un dualismo en su concepción. Sería justo también decir que había y hay comunidades que no aceptan esta división, y que por el contrario, consideran que el verdadero chamán es aquél que se relaciona con ambos planos. Mucho de lo que estoy diciendo tiene resonancias en las comunidades de Siberia central y occidental, y dentro de ésta última en aquellos pueblos asentados entre los ríos Yenisei y Ob, (aquí nos referimos a los ostyakos, votyakos y vogules). Asimismo, afecta al chamanismo urálico, producto de la migración de estos pueblos en una franja septentrional que seguía el camino de la taiga siberiana. Ese desplazamiento habría tenido lugar hacia mediados del segundo milenio antes de nuestra era. El chamanismo urálico, que conserva las características de las ramas más orientales, se habría desglosado en algún momento a partir de finales segundo milenio antes de nuestra era, y habría dado lugar al que conocemos como fino-ugrio propiamente dicho, que a su vez retiene la mayoría de las características del urálico. La migración no terminó allí sino que se habría extendido aun más hacia occidente. En su derrotero se encontraron con los pueblos asentados en la región de Carelia, Laponia, y Escandinavia. En esta última encontraron el substrato autóctono, no indoeuropeo, que habría tenido las condiciones adecuadas para permitir la amalgama con el chamanismo fino-ugrio, lo cual no excluye la existencia de un animismo y chamanismo propio y adecuado a los modos de vida de los pueblos pescadores y agricultores de la región (3). Es obvio que el chamanismo ha existido dentro de una estructura clánica, y aún mucho antes de la formación de ésta. En épocas antiguas se sostenía que el clan completo descendía del animal-ancestro, culto que no necesariamente era totémico. Con el tiempo, la relación entre el clan y el animal fue gradualmente olvidada, pero la imagen del animal-ancestro persistió y vive aún en el chamanismo actual. Aun en el siglo XX, en Siberia Occidental, se trazaba el linaje del clan hasta el animal ancestro (4). La persistencia notoria del chamanismo es vista como la afirmación de la existencia de una dimensión espiritual, supranatural del universo, más real de lo que los científicos quieren admitir. En forma privada, muchos de los académicos han admitido que no tienen dudas con respecto a la existencia de ese plano al que accede el chamán. Entre ellos se encuentran Mongush Kenin-Lopsan, Anatoly Alekseev, Nadezhda Bulatova (5), y muchos otros. Algunos de ellos nacieron en regiones que dependían de la domesticación del reno, o sea que absorbieron el conocimiento científico que el estilo soviético imponía, pero aprendieron desde pequeños a honrar a los espíritus y a los ancestros. El testimonio de estos investigadores es doblemente importante. Incluso uno de ellos plasmó ciertos rituales en los que tuvo participación la chamana Matriona, quien falleció en 1996, renombrada a través de toda Siberia y más allá aún, reconocida como una de las últimas grandes chamanas del siglo XX. Su conocimiento de la cosmología chamánica, sus aptitudes psíquicas y espirituales, sabiduría y la amabilidad para con sus "invitados" la convirtieron en una leyenda. Ella adaptó la tradición chamánica de la rama Evenk de los tunguses a las necesidades de la vida contemporánea, por ejemplo, con la purificación de su nieto, un soldado soviético cuando volvió de la guerra en Afganistán (6). Tanto los Evenk, como los Even, son poblaciones tungusas que extendieron la cría del reno históricamente, atravesando muchas fronteras políticas y entrando así en contacto con diversos pueblos siberianos. Podemos decir que la experiencia chamánica por excelencia es el trance que posibilita el "viaje" o "vuelo" espiritual. Sobre todo porque debemos tener en cuenta que se trata de una característica trans-cultural. Estas comunidades creen que la vida de cada persona se ve reflejada en un espejo que a su vez refleja el laberinto de la existencia. El destino de un verdadero chamán es darse cuenta que cuánto más cerca él se encuentra del centro de la existencia, más trascendente y libre deviene su propia esencia. Intuitivamente, sabe y está consciente de que en el núcleo de ese laberinto moran fuerzas de vida junto a fuerzas de muerte. Es con ellas con quienes él debe tratar en forma permanente. Alguien puede pensar que estamos ante una visión dualista, y sí, hay una experiencia dual de la naturaleza, ya que la misma es vista como reservorio de espíritus y fuerzas en pugna permanente. Es una paradoja dado que el chamanismo lucha por la unidad espiritual interna, pero también es una experiencia real llevada a un plano espiritual. Por eso termina siendo una intuición, o más que eso, una certeza de un paradigma cósmico. Aun así, la búsqueda de la armonía sigue siendo el objetivo final. La muerte es vista como un camino hacia la bendición y la purificación, un puente angosto que debe transitarse. Hay que tener en cuenta, y sobre todo después de esto que acabo de decir, que el trance es un estado de supra-conciencia (7). Esta cosmovisión, registrada en el norte de Asia, es casi la misma que encontramos en el norte de Europa luego de la migración, pero debemos sumarle una cantidad de elementos asociados a una concepción bastante más mágica del universo. En ella, los límites entre las realidades material-concreta y espiritual, casi no existen. La sobreimposición del mundo espiritual al material es considerada algo cotidiano con lo que las personas deben lidiar. No olvidemos que nos referiremos a una región en la que se mezclaron por lo menos tres o cuatro cuerpos de creencias basados en adivinación, profecía, chamanismo, magia y cultos a la naturaleza. Con los cambios sociales, y cierta decadencia en las relaciones inter-tribales, se producen también cambios asociados con lo espiritual. El control social sobre las actividades del chamán se debilita a medida que su campo de acción se extiende hacia otras tribus. La estratificación de la sociedad en estos pueblos, resultó en la formación de una sociedad de clases. La insatisfacción por la vida creció, y al quitarse fuerza al chamanismo con la aparición de otras religiones, ese sentimiento fue compensado por la promesa de una recompensa después de la muerte. Luego el chamanismo será objeto de un proceso de supresión y reemplazo por otras formas de religión o por ninguna. La relación entre éste y los diferentes cultos generó muchas veces sistemas mixtos de creencias. A pesar de la diversidad, por mucho tiempo la masa de la población lo practicaba dado que en él encontraban respuesta a los cuestionamientos que la vida les generaba. Sus concepciones, mitos y símbolos ejercieron una inmensa influencia en las religiones que lo reemplazaron a lo largo de los milenios. La preservación de las tradiciones desde la lejana antigüedad, en religiones, es una ley universal. Cuando una nueva ideología reemplaza a una vieja, utiliza modelos previos e ideas que ya estaban en uso. Una vez surgida, la religión preserva un cierto número de ideas, heredadas de tiempos anteriores. Esto se comprobó en Escandinavia, donde puede trazarse el desarrollo de una comunidad sacerdotal a partir del chamanismo. Las criaturas del mundo natural y el complejo teriomórfico (8) El chamán siempre estuvo ligado a las criaturas del mundo espiritual. Desde épocas inmemoriales el hombre ha hecho sacrificios a sus ancestros y a los espíritus de la naturaleza. La zoomorfización de estos últimos también confirma su relación con los ancestros, atestiguada no sólo en los pueblos mencionados, sino también en la magia europea escandinava. En muchos pueblos se considera que el lobo y el perro son demonios de la muerte. Los lapones sostenían que las almas de los muertos volaban sobre las villas bajo la forma de pájaros emitiendo sonidos que aterrorizaban. Entre los ugrios del Ob, el alma también tomaba la forma de un pájaro, en tanto que en Asia Central se creía que los pájaros que estaban en las ramas del árbol del mundo eran las almas que esperaban el momento de reencarnar. Los fineses llamaban a la Vía Láctea, el "camino de los pájaros" y creían que conducía a la frontera del universo en donde el firmamento se acercaba tanto a la tierra que sólo podían vivir allí criaturas pequeñas como roedores y pájaros. Estas criaturas del mundo natural están relacionadas también con la vegetación y la fertilidad. No es casual que el árbol del mundo represente tanto la vida como la muerte entre los pueblos fino-ugrios. Es muy común entre los lapones la asociación entre los muertos y los árboles. Creen que frecuentemente los muertos toman la forma de un árbol, por ejemplo la encina, el fresno de montaña y el abedul. Los eslavos, por influencia fino-ugria, creían que estos espíritus del bosque entraban en sus casas y se integraban a las vigas de madera y así convivían con ellos. La fluidez de la naturaleza de las criaturas del imaginario, los convierte en seres ambiguos. De aquí que para los fineses, carelios y lapones, éstos puedan tanto ayudar a los cazadores como obstruir su tarea. Actuarían como intermediarios entre el cielo y la tierra, pero no cualquiera sería capaz de verlos o contactarlos. Entre los fino-ugrios, es el chamán, entre los germano-escandinavos puede hacerlo la seidkona o mujer practicante del Seidr, que es una magia practicada por mujeres. De alguna manera, las criaturas de los bosques, también eran el reflejo o proyección del temor a un mundo desconocido y difícil de comprender. En todas partes de Europa, las criaturas etéreas estaban, en su origen, asociadas con un concepto de vida para-chamánico, al menos hasta la llegada del Cristianismo. Las creencias mitológicas fino-ugrias El núcleo de tradiciones folclóricas y mitológicas de los pueblos fino-ugrios, según los estudiosos más osados, va tan atrás como el tercer milenio antes de C., otros sostienen las fechas que mencioné anteriormente. El sistema de creencias fino-ugrio comenzó a estudiarse seriamente en la primera mitad del siglo XIX. Podemos decir que incluye esquemas tradicionales de dioses celestes y terrestres, dioses del bosque y espíritus del agua. El problema de las influencias externas en esta mitología es de crucial importancia. Durante su historia, mantuvieron un contacto muy cercano con los pueblos de Siberia occidental, con los urálicos, los indoeuropeos de Europa Oriental, y en Escandinavia con los baltos, los germanos y además, el pueblo substrato. Luego se agregaría el Cristianismo y el Islam. El problema es la falta de fuentes tempranas que reflejen el período en que la integridad de todas estas tradiciones se mantenía. En el mito creacional fino-ugrio encontramos la figura de un dios supremo (dios del cielo) y de su adversario (un dios del mundo subterráneo), que junto con el creador da forma al mundo sumergiéndose uno o ambos para buscar lodo en el fondo del mar. Se calcula que este mito es de origen proto-fino-ugrio y proto-urálico, pero lo encontramos en Asia Central también. Hay una característica a destacar: mientras que el dios supremo tiene un nombre de origen nativo, su adversario demónico tiene un nombre prestado de otras lenguas. Por ejemplo el lapón Pärkel significa diablo, pero llega a través del finés Perkele, éste llega del lituano Perkunas y éste a su vez del eslavo, Perun. La mitología antropogónica fino-ugria muestra los trazos de la interacción de varias tradiciones, entre ellas, la de una antropogonía dualista (9). Aquí es observable la influencia de religiones, pero si vamos más atrás, veremos que la característica de esta religión eran los cultos a la naturaleza y el animismo, así como la creencia en diversos dioses de los cuales dependía el destino del hombre. De acuerdo a esta visión, el universo está dividido en tres mundos principales: el superior, intermedio y el mundo subterráneo. Hay un árbol, un pilar o una montaña que sirve como eje que interconecta los tres mundos. Esta reconstrucción de un modelo fino-ugrio del universo encuentra su soporte en motivos similares existentes en pueblos asiáticos. El mundo superior, morada del demiurgo o dios de la tormenta no puede separarse de la tradición balto-eslava. Por los nombres que se manejan y que ya mencioné, hubo un contacto claro. Eso no quiere decir que los restantes motivos de los mitos hayan sido prestados. Entre los fino-ugrios, los diferentes elementos y fenómenos naturales del mundo intermedio, son vistos como encarnaciones de deidades menores femeninas, y reciben el nombre de "espíritus-madres" (10) . No obstante, la fertilidad y la cosecha están bajo el patronazgo de deidades masculinas. El mundo inferior está regido por el demiurgo adversario y habitado por los espíritus malignos y sus víctimas (los muertos). Dado que los samoyedos de Siberia, tienen creencias similares se cree que éstas salieron de un fondo proto-urálico que habría incorporado, a su vez, las de los samoyedos. Los fino-ugrios diferencian entre distintas clases de alma. Es importante notar que la designación "alma-aliento" es de origen urálico y que la designación "alma-sombra" es de origen fino-ugrio. Estas denominaciones estarán luego en la base de la creencia en el "doble", tan desarrollada en los pueblos escandinavos. El culto al árbol entre los fino-ugrios y en la tradición de Europa Nórdica Yggdrasil, es el fresno sagrado de los antiguos escandinavos, también conocido como Arbol del Mundo, vamos a ver algunas similitudes entre las creencias de los pueblos fino-ugrios y los de Europa Nórdica. Particularmente destacaría la mención al "Agua de la Vida" en asociación con un árbol en tanto símbolo arquetípico de fertilidad, y hay testimonios de esto en las áreas ocupadas por ugrios, fineses del Volga y yakutos, del mismo modo que lo encontraremos en el mito germano en Escandinavia. La práctica fino-ugria y lapona de colgar víctimas sacrificiales en un árbol chamánico podría haber sido transmitida a los pueblos europeos primero, y luego a los germanos que hacían sus ofrendas, incluso de seres humanos, a los árboles alrededor del templo de Uppsala. Destacamos la imagen deYggdrasil que menciona la Edda Poética (11), y del cual habría pendido Odín, cabeza abajo durante nueve días y nueve noches, en pos del conocimiento de las runas. Esta práctica, ya era realizada por los lapones para inducir estados alterados de conciencia. El sacrificio por colgamiento era también practicado en honor a Odín. Hay relación entre el árbol y el destino. Entre los antiguos germanos tenemos el Himingbjörg, en cuyas hojas creían que estaba grabado el destino. También encontramos esta relación entre los turcos otomanos. El pájaro es símbolo de las almas de los nonatos y al mismo tiempo del "alma-libre", que rescata el folklore, del chamán fino-ugrio y del samoyedo. En la esfera de la magia, la conexión entre la mujer y el árbol esta totalmente documentada: ambos encarnan a la tierra madre, y su fertilidad está representada visiblemente. Los suecos paganos creían que los árboles eran espíritus protectores de las mujeres embarazadas. También sostenían que arrojar al fuego ciertos frutos del árbol del mundo ayudaba a las mujeres embarazadas a dar a luz. Es interesante notar que la mujer no sólo estaba asociada al árbol sino también al fuego. Entre los fino-ugrios, podemos citar la costumbre de que las mujeres saltaran sobre las hogueras, al igual que se hacía en muchos pueblos europeos, para frenar y/o desviar las fuerzas del mal. El abedul está asociado a la idea de altura, representa lo brillante y la luz solar, así como las influencias benévolas de la misma sobre la tierra. De hecho, es posible establecer esta relación, dada la importancia del espíritu del abedul en los ritos de fertilidad en Europa Noroccidental, entre los eslavos y los fino-ugrios. Introducción al mundo escandinavo Sabemos que cuando los hielos se retiraron de la península escandinava, allí había un pueblo que se considera hoy, autóctono de Europa. Antes de la llegada de los germanos, podíamos encontrar animismo, chamanismo, magia y panteísmo. Todas esas formas religiosas estaban fusionadas de tal manera que dieron lugar a un "paganismo" de una riqueza poco común. Cuando los germanos llegan con sus creencias en dioses del cielo y la tormenta, divinidades femeninas trivalentes y dioses menores, sin descartar la creencia en espíritus y seres etéreos, trataron de imponerse a ese pueblo. Su estructura social jerarquizada, patriarcal y guerrera no estaba presente en el momento de su llegada sino que se fue formando mientras estaban asentados en la región. El pueblo autóctono veneraba la tierra y las fuentes de agua, el mar. Tendían a establecer sociedades no estratificadas con una predominancia de actuación de la mujer en el ámbito de lo sagrado, eran consideradas vehículos de lo divino, maestras en profecía y adivinación, con una gran aptitud para entrar en contacto con el mundo de los espíritus. Recorrían las aldeas, en grupos de nueve o trece para ofrecer sus servicios chamánicos. Luego, al igual que ocurrió con otros procesos, se dio la amalgama entre los dos sistemas de creencias que la Edda Poética reflejó en la firma de un tratado de paz entre ambos panteones. Sabemos que debían tener un andamiaje ritual muy elaborado con respecto a la relación del hombre con el Más Allá. La necesidad de compeler los espíritus del hielo, del frío, el viento y la niebla llevó a los antiguos chamanes a elaborar rituales complejos, y a los bardos a crear historias acerca del origen y el fin del mundo, del destino de los dioses, los elfos y hombres. Las fuerzas de la naturaleza se encarnaron muchas veces bajo formas de seres mitológicos. En climas extremos, el hombre desarrolló con más facilidad sus capacidades espirituales y psíquicas. En este caso, hablamos de profecía y adivinación enmarcadas en un chamanismo. La Edda Poética comienza con un capítulo llamado La Visión de la Adivina o Völuspá, en el que la palabra "spá" designa el don de profecía o visión, y "volv" alude a völva, o adivina, quiere decir "la que lleva el cayado o báculo", y proviene del antiguo nórdico "völ" o cayado. Por otro lado, existía un tipo de magia practicada por mujeres exclusivamente, y se sabe que era autóctona, es decir, no pertenecía a las tribus germanas que se expandieron por esa región. Las visiones que canta la völva en ese poema son una expresión auténtica del genio religioso del paganismo nórdico pre-cristiano. Están basados en estados de conciencia extáticos. Los cantos le permiten a la adivina un viaje en el tiempo, llevándola desde los orígenes a través de los ciclos de generación del cosmos, los dioses y todo lo existente hasta su mismo destino final. Su desplazamiento en grupo, y de aldea en aldea, indicaría que la videncia y la adivinación eran un arte organizado y reconocido profesionalmente como un rol de la mujer. Esta era la religión que enaltecía a los dioses Vanir, los dioses autóctonos de la fertilidad y la naturaleza. En cambio, los dioses Aesir, traídos por los germanos, tenían una magia diferente basada en la fuerza de las palabras, del sonido. Entre ellos, la magia era practicada tanto por hombres como por mujeres. Por eso el dios Odín, dios del conocimiento de lo oculto, dios de los colgados y padre de los dioses, se sacrifica a sí mismo en pos del conocimiento de los secretos más atávicos. Y luego, buscará la magia del Seidr, pero al hacerlo, Odín rompe el esquema tradicional de los dioses soberanos indo-europeos. La Völva o Adivina, conocía cada rincón del mundo de las sombras, el suyo propio y personal, así como el de los demás, y esto lleva directamente al conocimiento del mundo espiritual. Guarda los secretos más profundos de la humanidad, y aunque todo se abre ante ella, sólo puede observarlo. En el mundo chamánico nórdico, un manantial, la raíz de un árbol, pueden servir como puerta de entrada al mundo espiritual. El beber de esas aguas, es una metáfora del conocimiento secreto experiencial de nuestro destino y nuestras raíces (12). Freyja y el Seidr No se dice demasiado de los dioses Vanir, al menos en cuanto a su origen y actividades previas a la llegada de los pueblos indoeuropeos a Escandinavia. Lo que sí se sabe es que eran dioses poderosos con un culto muy extendido entre el campesinado, y que siguió vigente aun durante la época del Cristianismo. Entre los Vanir, se destacan Njörd y sus hijos gemelos Freyr y Freyja, que son tanto hermanos como esposos. Por más que ellos sean dioses pacíficos y amados por el pueblo, como todo dios, eran ambivalentes. Estamos ante una religión cuyo mayor interés estaba en la renovación del año agrícola (13). Freyja era considerada la Señora del Seidr (14), de esa magia femenina que tanto ambicionaba conocer Odín. Diosa de la fertilidad, reunía en sí misma aspectos ambivalentes, por un lado por su manejo del Seidr y por otro, menos conocido, por ser la única que le disputó a Odín la mitad de los muertos caídos en batalla. De ahí que también sea una Señora de los Muertos. Estaba asociada a deidades tutelares menores, femeninas, como las dísir (15), los elfos, la adivinación y a todo lo oculto. Freyja significa "Señora", aunque sabemos que tenía muchos nombres. Los rituales asociados con ella fueron los últimos en perderse, aun en épocas en que el cristianismo perseguía el culto pagano, los campesinos encontraban la forma de realizarlos. Posiblemente, entre las deidades femeninas, ella sea la más importante de la mitología nórdica. En relación con la magia, las mujeres eran temidas en cierta forma porque detentaban un conocimiento que les daba cierto poder. El culto a los Vanir parece tener posibles raíces en una fusión de chamanismo lapón y finés con las creencias y cultos de los pueblos autóctonos. La misma antigüedad de su culto lo hace fragmentario, sólo ha sobrevivido alguna historia aquí y allá. Al parecer, todavía hoy, hay un folklore vivo acerca de ellos. Uno de los nombres que se les daba era "los Dadores", una clara alusión a su carácter benéfico. Freyja era maestra de las profetisas y hechiceras, este término significa, en este contexto, el dominio de las fuerzas inherentes a la naturaleza, presentes en el ser humano también, y el don de manejarlas para el bien. Era la inspiración de las völvas. La asociación de Freyja con el mundo de los muertos, indicaría una relación con los antiguos cultos a la vegetación, y con los pájaros y otros animales, también el poder de viajar en estado de trance chamánico entre los diferentes mundos. A medida que el Cristianismo se fue expandiendo, la fama de Freyja y las völvas se hizo más nefasta, ya asociadas con las brujas, ya con el demonio. Los símbolos de Freyja eran el jabalí y los caballos, las yeguas especialmente, esta última asociación la conecta con un aspecto siniestro. Se trata de los sacrificios a las dísir y Freyja ostenta el título de Vanadís o Dis de los Vanir. También es llamativo que las valkyrias, estén relacionadas a su culto ya que aparecen como las hijas de Odín, que es un Aesir. Esto nos proyecta a otros planos, por ejemplo, esa relación de Freyja con los caídos en batalla y también las teorías que sostienen que las formas originales de las valkyrias no serían las que el romanticismo nos hizo conocer. La mujer y la magia en las Sagas (16) La magia en las regiones nórdicas tiene, como objetivo básico, ayudar y curar al ser humano, apunta a lo espiritual como fuente de enfermedad o daño físico. El denominador común entre estos pueblos es el lugar de preponderancia de la mujer. En todos los casos nos encontramos con profesionales, preparadas para cumplir ese rol, y que además han nacido con aptitudes fuertes y destacadas. Nos centraremos en el Seidr. Aunque es el término que más se menciona, es el más difícil de definir. Suele traducírselo directamente por "brujería" y fue usado para traducir acciones que van desde la magia chamánica, tal como viajes espirituales, curación mágica a partir de la remoción de espíritus malignos, profecía, canalización de deidades o espíritus para que se expresen a través de ellas, realización de magia que afecta el clima y el comportamiento de los animales, incluido un rango muy amplio de magia maléfica. No debe extrañar que despertara cierto temor, o que el Cristianismo haya reaccionado. También se cree que su práctica involucraba la preparación de brebajes y venenos, especialmente los que causan el olvido. Su característica más simple es que parece ser una magia del tipo que afecta a la persona a través de sus percepciones, generando en la mente imágenes que provocan terror, ilusión, locura, amnesia y otros síntomas. De esta forma, las personas dañadas no podrían ver las cosas como realmente son. Estos efectos están muy bien documentados en las sagas. Parte de este poder se cree que puede deberse a la hipnosis porque se sostenía que la seidkona, podía ser privada de sus poderes si se obstruía su visión. Además el efecto podía desaparecer cuando la víctima se alejaba de su presencia. Solía ponérseles un saco hecho de cuero o piel en la cabeza para impedir que lanzaran sus encantamientos o maldiciones utilizando el poder de sus ojos. Cuando eso ocurría, la seidkona invocaba el poder mágico de la segunda visión o visión espiritual. La palabra parece derivar de una de estas dos raíces. La primera derivación fue propuesta por Grimm, que sugería que estaba relacionada con la palabra inglesa moderna "seethe"(es la acción de hervir o hacer que un liquido entre en ebullición) y sería un derivado de los rituales en los que se hervía agua de mar para hacer sal. Hay elementos en la literatura que darían peso a esta derivación, la primera aparece en la Völuspá 21 y 22. Parecería referirse a un proceso químico o alquímico. Adicionalmente la Völuspá introduce, el nombre Heidr (del cual derivaría el heath), que en las antiguas sagas se utiliza para designar a las brujas, y que está relacionado con la palabra "heathen" (pagano). Se cree que posiblemente, "Heidr" podría haber sido antiguamente un título para un practicante de una magia específica, y que fue usado como nombre propio después de la llegada del Cristianismo, y a medida que se fue borrando la memoria del verdadero significado del término. Aquí subyace la creencia en que tales personas manifiestan su naturaleza interna o esencia en la apariencia externa y el nombre. La segunda derivación posible de la palabra sería de la raíz que significa "seat", "sitting", asiento, sentarse, y está relacionado con el latin sedere y el inglés antiguo sittan. Esta derivación es más plausible que la anterior desde que sabemos que la practica del Seidr debe realizarse en el seid-hjallr, o asiento "alto" que mencionamos antes. Los rituales y profecías incluían siempre cantos y encantamientos en su comienzo, y el objetivo era convocar a los espíritus que les revelarían los secretos ocultos por los cuales eran consultadas las seidkonas. Así se inducían estados alterados de conciencia que permitía la caída en el trance y la comunicación con el plano espiritual. Solían sentarse en ese lugar alto que mencioné, y profetizaban desde allí. Pero el Seidr podía ser usado con malos propósitos también, se creía que podía causar grandes daños, e incluso la muerte. La túnica de la seidkona es de color azul porque en la literatura nórdica estará asociado a la muerte, al mundo subterráneo de Hel y a los muertos. El uso de plumas en la vestimenta tiene un simbolismo obvio, ya presente en el chamanismo asiático y fino-ugrio. El canto por el cual se produce su caída en trance, se llama Vardhlokkur. No se han preservado palabras exactas de éste porque estaba prohibido por el Cristianismo, pero fragmentos alterados de él se habrían usado como canciones de cuna, como una forma de preservar ese antiguo saber. Aunque tanto los hombres como las mujeres se desempeñaban en los roles mágicos, se sabe que en el Seidr sólo incursionaban las últimas, y que en caso de que los hombres la practicaran se veía amenazada públicamente su masculinidad y su reputación. Estaríamos ante la acusación de homosexualidad. Una de las causas para condenar tan fuertemente su práctica por los hombres, aunque no se ha ratificado, sería que en los rituales del Seidr podrían incluirse algunos ritos de índole sexual y que el practicante fuera objeto de estas atenciones. Desde ya, esto no era bien visto y mucho menos aceptado en la antigua sociedad germana-escandinava que hacía un culto del guerrero y la masculinidad. Otra posibilidad sería que el practicante debiera sufrir la posesión por parte de los dioses o espíritus convocados. Permitirle a un espíritu que tome posesión de uno, o entregarle el control de propio cuerpo y volverse pasivo, es la antítesis, nuevamente, de lo que estos pueblos podían aceptar para un varón. Serían dos variantes que señalarían a un mismo tabú. De todas formas, encontramos en las sagas algunas menciones a hombres que la desarrollaban a escondidas. Cuando nos encontramos con material concerniente a la magia ejercida por mujeres, se hace necesario analizar la postura de aquél que registra los hechos, los escritores de las sagas por ejemplo. Es fácil descubrir la postura en función del grado de hostilidad que se demuestra hacia esas prácticas en el texto, o si son considerados hechos diabólicos y perversos, entonces sabemos que hay una impronta cristiana. Esto puede verse especialmente en los conceptos de Seidr y Spá. Recordamos que el término Spá alude a la capacidad visionaria y adivinatoria sin invocación ni convocación de espíritus. La spákona es la que conoce el Ørlög , nombre del destino en el ámbito mágico. Ur quiere decir "primordial", "primigenio" y lög es "ley", sería la ley que rige cómo serán las cosas dictadas por el destino propiamente dicho, llamado Wyrd. Se cree que el término Völva, equivalente de spákona, proviene ya de las antiguas tribus germánicas, en donde esta palabra fue encontrada en el nombre o en el título de algunas videntes tribales. Según los tiempos van cambiando (17), al principio esa magia que se realizaba en las mismas casas, y constituía lo que se esperaba socialmente de la mujer; comienza a condenarse debido al Cristianismo, y ya no es lo que se espera o lo que la nueva religión espera, de ella. Es ahí en donde comienzan a aparecer asociados a la práctica de la magia, sentimientos de frustración, impotencia e ira. La mujer de la época vikinga entretejía encantamientos en las hebras de la ropa que tejía para su familia, en sus telares, y disfrazó sus prácticas de muchas formas sabiendo que serían acusadas de hechicería. El Seidr se practicaba en soledad, se podía tener ayudantes o un coro para asistir a la seidkona, pero muy rara vez se menciona en las sagas a grupos de seidkonas, y cuando se hace, se pone de manifiesto que las practicantes están relacionadas por vía sanguínea, madre e hija, o hermanas. Hay una característica netamente chamánica pero poco comentada con respecto al Seidr, y es la capacidad de proyectar el propio espíritu durante el ritual, en forma de animal. El objetivo sería tanto para el bien como para el mal. Esto refleja las prácticas chamánicas laponas y siberianas. Hay una gran posibilidad de que los relatores de las sagas no hayan sabido distinguir correctamente entre los distintos tipos de magia. Posiblemente por eso, aparezcan algunas descripciones confusas, en las que el Spá, tiene connotaciones de Galdr y Seidr. El Galdr es un canto mágico, y centra su atención en el poder del sonido y las palabras, era practicado por los germanos, tanto hombres como mujeres. Puede verificarse muchas similitudes entre la práctica de la magia lapona y el Seidr. Es más, los comentaristas especializados que las notaron, dicen que una interesante porción de los relatos del Seidr en la literatura nórdica, informan que esta práctica fue aprendida de las hechiceras finesas y laponas. Generalmente a la seidkona se la define como extranjera, proveniente de Finlandia o Laponia, y en algún caso, más raro, de las Islas Británicas. Hay una clara tendencia a no hacerse cargo de la existencia de esta práctica entre la población autóctona. El Seidr daba a la practicante el conocimiento del futuro, pero siempre a partir de la convocación de espíritus según la modalidad chamánica. A este ritual se le suma una variedad de rituales paganos: sacrificios de comienzos del invierno o blót, asociados con las casas y los espíritus. Se realizaban muchas veces en situaciones de crisis. Dentro de ellos, el Seidr aparece para responder primordialmente a estas situaciones, y a pedido de un cliente o dentro del contexto de una reunión comunal. Los servicios de una seidkona itinerante se utilizaban a estos efectos y era obligación de la persona más poderosa de la aldea, encontrarla y ocuparse de llevarla y atenderla como ella se merecía. Había reglas de decoro muy claras entre el dueño de casa y la seidkona. Debía ofrecérsele una comida ceremonial y se la trataba con gran dignidad, pero sin exagerar. Después de los acostumbrados intercambios de hospitalidad, o sea la estadía de un día y una noche, ella accedía a realizar su servicio para el dueño de casa. Para ese ritual era insuficiente una sola persona, y es allí donde juegan un rol fundamental las mujeres de la aldea. Formaban un círculo alrededor de la seidkona, y una de ellas debía cantar el Vardhlokkur, era un requisito que debía suministrar su anfitrión. La seidkona debía agradecer a la mujer que cantaba. Era parte de las reglas del ritual. Lograda la visión, se acercaban los hombres a consultar. Además, venía gente de áreas cercanas. Este ritual tenía entonces el potencial de unir a las comunidades. Al enterarse de que la seidkona estaba en una aldea, otros anfitriones le enviaban su escolta para llevarla a sus casas. El uso para el mal del Seidr está bien atestiguado, en especial en las Hébridas, en donde tenemos una población mixta celta-escandinava, y en las que se formaron familias de practicantes. La saga que relata estos eventos es la Laxdaela Saga. Este fenómeno parece estar compuesto por dos aspectos bien diferenciados: uno es el conjunto de prácticas concretas a realizar, y el otro es la interacción con los espíritus que operan desde el plano sobrenatural e invisible. Es este último el que introduce el elemento de variación en cada ritual. La seidkona se convierte en un punto de convergencia entre los diversos ámbitos de realidad. Conclusión Sintéticamente podemos concluir que hay una clara migración de creencias desde Asia septentrional hacia la península escandinava. La reiterada alusión a magia proveniente de lapones, carelios y fineses, pone de manifiesto el préstamo de creencias y rituales. Asimismo, es de destacar que ya existía uno o más tipos de magia en la Europa Nórdica. Este hecho habría facilitado el asentamiento de inmigrantes norasiáticos, y la aceptación de buen grado de las prácticas mágico-religiosas que traían consigo. Sumado a esta amalgama, encontramos el aporte de la rama germana de los pueblos indo-europeos. Todas estas creencias y prácticas serían las que encontró el Cristianismo cuando comenzó a evangelizar la región. La circulación del ritual del Seidr entre las varias comunidades paganas del norte pre-cristiano nos habla de un proceso dinámico en cuanto al préstamo de creencias. El Seidr nos muestra tanto la extensión de intercambio cultural como la complejidad de la fusión religiosa involucrada en la asimilación de cada nueva tradición. La antigüedad de estas prácticas habría constituido una barrera para la aceptación plena del mensaje cristiano, generando formas mixtas pagano-cristianas. Este contexto, con su tendencia sincrética, requirió de una depuración de elementos paganos lo cual se constituyó en un desafío para el Cristianismo.
Notas
(1)
Con respecto a este tema, pueden consultarse Maldelstam Balzer, M. (ed) en Shamanic
Worlds. Rituals and Lore of Siberia and Central Asia. En la obra se encuentran
los testimonios de Vladimir Basilov, Nikolai Alekseev, Mongush Kenin-Lopsan y
Nadezhda Bulatova, entre otros. Bibliografía Fuentes Edda Poética, anónimo, traducción de Luis Lerate, Madrid, Alianza Editorial. Estudios DuBois, Thomas A., Nordic Religions in the Viking Age, Philadelphia, University of Pennsylvania Press, 1999. Ellis Davidson, H., Gods and Myths of Northern Europe, Londres, Penguin Books, 1964. _____________ , The Road To Hel, New York, Greenwood Press Publishers, 1968. Haetta, Odd Mathis, The Ancient Religion and Folk Beliefs of the Sámi, Noruega, Alta Museum Pamphlets N° 1, 1994 Hoppál, Mihály/Pentikäinen, Juha, Uralic Mythology and Folklore, Ethnologica Uralica 1, Budapest/Helsinki, 1989 Kalweit, Holger, Dreamtime and Inner Space. The World of the Shaman, Londres, Shambhala, 1988. Mandelstan Balzer, Marjorie (Ed.), Shamanic Worlds. Rituals and Lore of Siberia and Central Asia, Londres, North Castle Book, 1997 Metzner, Ralph, The Well of Remembrance, Londres, Shambhala, 1994 Turville-Petre, E.O.G., Myth and Religion of the North, Connecticut, Greenwood Press Publishers, 1964 Estudios Complementarios no citados en nota al pie de página Corradi Musi, Carla, Shamanism from East to West, Budapest, Akadémiai Kiadó, 1997 Hoppál, Mihály, Studies on Mythology and Uralic Shamanism, Budapest, Akadémiai Kiadó, 2000 ___________ y Kim, Tae-gon, Shamanism in Performing Arts, Budapest, Akadémiai Kiadó, 1995 _________ y Pentikäinen, Juha, Northern Religions and Shamanism, Ethonologica Uralica 3, Budapest/Helsinki, 1992 Humphrey, Caroline y Onon, Urgunge, Shamans and Elders. Experience, Knowledge and Power among the Daur Mongols, Oxford, Clarendon Press, 1996 Medios Electrónicos Women and Magic in the Sagas, Revista Folklore en http://haldjas.folklore.ee/folklore
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